la madrugada mostraba sus dientes,
a esta hora en que  cerdos ladran
locos e infames
este  no era un buen lugar para beber
el olor a miaos de esta ciudad antigua
curtido en la piel sedienta de las hierodulas
lleno de temor mis huesos
asi que solo corri desaforado
 como si las sombras
prendidas  en el olor a almizcle de las hierodulas
me siguieran
con su
inefable
sentencia
 
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