aventando un paso ligero y afanoso
hasta la puerta de la amada
o del bar
donde lo esperan los compadres
cansados
despues de la jornada
el pie desafortunado
se marea
cae desarmado
de la pea
roto
adolorido
y prisionero
prefiere
olvidar
hasta
los sueños
de la noche
aquella